viernes, 20 de agosto de 2010

CENTENARIO DEL NACIMIENTO DEL MAESTRO IZQUIERDO RÍOS

Francisco Izquierdo Ríos, recordado maestro y escritor, es el cimiento sobre el que se ha construido la literatura infantil peruana. Lo conocimos un par años antes de su fallecimiento. Era un hombre cálido y desprendido; un poco bajo de estatura pero gigante cuando hablaba de la importancia de gestar una literatura infantil peruana en contraposición de las literaturas foráneas que tanto ocupan las fantasías de nuestros niños.
Nuestros caminos se cruzaron no causalmente, sino como una necesidad del destino para contribuir esfuerzos bajo una misma causa. Mientras don Francisco Izquierdo Ríos era un experimentado maestro, nosotros éramos unos mozalbetes en busca de guía a nuestras inquietudes por escribir y dibujar cuentos infantiles peruanos.
Aún recordamos nuestro primer encuentro, en una casa editorial vecina al desaparecido local de la Asociación Nacional de Escritores y Artistas (ANEA), en la cuadra cuatro del jirón Puno, en Lima. Ya había publicado su libro de cuentos Voyá (Ed. Lima, 1978) y estaba por ejercer la presidencia de la ANEA.
El gestor de la entrevista fue don Moisés Bendezú Riveros, dueño de la editorial Lima, quien nos convocó a una reunión "con un amigo escritor que les va a enseñar mucho acerca de hacer cuentos peruanos".
El momento fue emocionante para nosotros pues sabíamos que ese escritor era el autor de El bagrecico, un maravilloso cuento selvático que habíamos leído en nuestra niñez. Recordamos todo como si fuera ayer: su terno color marrón, una chaqueta de lana y ese característico peinado que muestra en sus fotos clásicas. Se nos acercó ya prevenido por el editor de cuál era nuestro interés y nos preguntó:
-¿Así que ustedes quieren escribir cuentos peruanos para niños?
-¡Sí! -le respondimos.
-¡Bien, muchachos! Yo tenía su edad cuando empecé la gran proeza.
Por la emoción, no reparamos que esta conversación inicial de nuestro encuentro sonaba familiar. Sí, más tarde caimos en cuenta que era sorprendentemente parecido al diálogo entre el viejo bagre y el bagrecico con que se inicia la aventura de su famoso cuento.
Después de eso, nos entrevistamos otras veces más para que nos orientara sobre cómo escribir cuentos para niños. Le hicimos llegar nuestros manuscritos que leyó con atención y paciencia. Como es de esperar, nos recomendó leer mucho y tomar nota de los cuentos que nos narraban oralmente los abuelos, allí está -decía- la esencia de nuestra literatura infantil.
El interés que prestó a un par de jóvenes que recién habían terminado la secundaria, desconocidos y todavía verdes en los avatares de la literatura, nos dejó la más extraordinaria lección: ser humildes y generosos con los que están iniciando su largo camino hacia la meta de sus vidas.
Francisco Izquierdo Ríos va a cumplir el centenario de su nacimiento este 29 de agosto, es justo recordarlo como se merece. Nosotros, por nuestra parte, siempre lo tendremos en el corazón y lo consideramos el maestro que nos brindó sus enseñanzas, no en el aula, sino en la mesa de un humilde restaurante del Jr. Belén, mientras bebíamos un magro y solitario café, sin poses de divo ni vaca sagrada. ¡Viva el maestro!

miércoles, 11 de agosto de 2010

TABITA Y TABITO


Este cuento de nuestra autoría, finalista del I Premio de Literatura Infantil El Barco de Vapor - Perú, 2009, fue presentado por Ediciones SM en la Feria Internacional del Libro el pasado 31 de julio. Debemos ser agradecidos con un señor que se fajó porque la edición de Tabita y Tabito fuese hermosa; nos referimos a nuestro amigo Carlos Maza (en la foto), quien tuvo palabras elogiosas e hizo de sorprendente cuentacuentos dándole lujo a la presentación realizada en la carpa infantil de la FIL.
Asimismo, un agradecimiento a José Luis Ayala por haber publicado el día de ayer en la página cultural que él dirige en el diario La Primera, el nacimiento oficial de esta obra; aspiramos con ella lograr las mismas o mayores satisfacciones que nos ha dado nuestra Fábulas peruanas.
Muchos amigos nos han preguntado por qué el título medio raro. Como aclaró en la ceremonia de premiación, Ricardo Gonzalez Vigil, prestigioso crítico literario peruano, tiene que ver mucho con la popular denominación que le damos a los zapatos en el Perú: Tabas. Y la historia se refiere justamente a un par de zapatitos.