domingo, 29 de enero de 2012

CHACHO MARTÍNEZ: "LOS PRIMOS DE MI PRIMO"

El 27 de enero de hace diez años, el inolvidable Cesáreo "Chacho" Martínez se marchó al parnaso, la patria eterna de los poetas, sin poder afianzar una relación familiar que sorpresivamente había surgido entre nosotros unas semanas antes del fatal aconteciento.
Sin embargo, conocíamos al autor de Cinco razones puras para comprometerse (con la huelga) desde antaño, pues frecuentábamos amistades comunes. Aunque estos encuentros eran fugaces y un poco distantes, unas veces en el local de Ediciones Quipu y otras en alguna reunión social organizada por los clubes provinciales de Arequipa -especialmente Cotahuasi-, le teníamos una especial consideración pues era un paisano notable de papá y mamá, también arequipeños, también Unionenses, nacidos en el pueblo de Toro, a media hora de distancia de Cotahuasi, la amada cuidad natal de Chacho Martínez.
Poeta, periodista, funcionario público y bohemio incansable, Chacho no le escatimaba su amistad a cualquiera que se le acercara con ideas, proyectos o, simplemente para ayudar u orientar al novato. Esto último hizo con nosotros en una entrevista que nunca imaginamos se llegaría a concretar bajo una circunstancia bastante insólita.
Era finales del 2001 y recibimos una llamada telefónica de un primo arequipeño que nos dijo que estaba en Lima por motivos de trabajo (era flamante subprefecto de Cotahuasi) y quería darnos una sorpresa. Acudimos prestamente al hotel donde se hospedaba, allí nos alcanzó un papel con un nombre escrito.
-Tomen, primos -nos dijo-, yo se que ustedes desde hace tiempo quieren presentar sus proyectos al Ministerio de Educación. Aquí tienen el nombre de mi primo que les puede ayudar, búsquenlo.
Leímos el papel y grande fue nuestra sorpresa.
-¿Cesáreo Martínez es tu primo? ¿Es acaso el mismo "Chacho" Martínez que conocemos?
-Pues él es periodista y también poeta, como ustedes.
Aunque la comparación nos pareció exagerada, comprendimos que se trataba del mismo hombre. Visitar a Chacho tenía ahora doble motivo: primero decirle que, además de amigos comunes, teníamos también familiares comunes; y segundo, exponerle nuestras ideas y proyectos para el ministerio.
Como eran fiestas de fin de año, decidimos ir a buscarlo después, la primera semana de enero del 2002. Efectivamente, cuando llegamos al enorme local de San Borja donde se alojaban las oficinas del Ministerio de Educación (que por cierto el gobierno aprista más tarde vendería sin remordimientos), encontramos la Oficina de Coordinación Universitaria que Chacho Martínez dirigía. Luego de esperar en antesala largo rato, por fin entramos a su despacho. Allí nos recibió con una gran sonrisa pues sabía que éramos amigos de Hernán Alvarado, el dueño de Ediciones Quipu; pero nunca imaginó que también éramos primos de su primo. Al enterarse de la noticia nos enfrascamos en una larga conversación sobre el lugar de nuestros ancestros, sobre el gran Cañón que corría río abajo, sobre los vinos de Cotahuasi, especialmente el del valle de Chaucalla, las famosas minas de oro incas y coloniales; luego de sus libros y de los nuestros. La conversación se alargó tanto que no le pudimos exponer nuestro proyecto y acordamos hacerlo en una próxima reunión. Pero antes de marcharnos le dimos un ejemplar de nuestro libro Fábulas peruanas y él nos dio su Crónica SINcrónicas, haciéndonos una peculiar dedicatoria: "Para los primos de mi primo".
Lamentablemente nunca hubo una segunda reunión. Chacho Martínez moriría unas semanas después.